Los Estados Unidos vieron su primera colisión aérea fatal desde 2009 el 29 de enero de este año. Se esperaba que un avión de American Airlines que volaba desde Wichita, Kansas, aterrizara en el Aeropuerto Nacional Reagan de Washington D.C. Al descender, el avión chocó con un helicóptero Blackhawk del ejército estadounidense, enviando ambas aeronaves al río Potomac. Las 67 personas a bordo de ambas aeronaves murieron.
Este choque es uno de los 130 accidentes de aviación reportados en lo que va de 2025 a partir del 24 de marzo, según la Junta Nacional de Seguridad de Transporte (NSTB). En 2024 no hubo ninguna muerte de aviones comerciales en Estados Unidos, lo que hace saltar las alarmas de que el número se ha disparado repentinamente después de solo dos meses enteros de 2025.
Apenas un día después del accidente en Washington, y momentos después de ofrecer sus condolencias y organizar un momento de silencio, el presidente Donald Trump culpó de los choques a programas de diversidad, equidad, e inclusión (DEI) de la Administración Federal de Aviación (FAA) y el antiguo secretario de Transporte Pete Buttigieg, un hombre abiertamente gay. Estos sentimientos no podrían estar más lejos de la verdad.
No se ha presentado evidencia que los programas de DEI hayan resultado en accidentes de aviación o incluso hayan dañado el lugar de trabajo. Un estudio analizado data de la FAA desde 2010 hasta 2023 no encontró un aumento sostenido en accidentes de aviación atribuibles a error de contróleles siguiendo la implementación de iniciativos DEI. Se ha descubierto que los programas de DEI se correlacionan con estadísticas más altas de satisfacción con trabajo y un desempeño del equipo más fuerte, según un estudio de Harvard de 2022.
Aunque las iniciativas de diversidad han sido culpadas injustamente por accidentes de aviación, es esencial escudriñar la composición más amplia de la fuerza laboral. Históricamente, la industria de aviación ha sido predominantemente compuesta por individuales de orígenes no diversos. Según un estudio de 2023 de la Universidad Tecnología de Florida, el 92 por ciento de los pilotos de aviones estadounidenses son blancos y el 93 por ciento son hombres.
La falta de diversidad y la prevalencia de prácticas de contratación no relacionadas con la DEI no han sido prevenidas, e incluso posiblemente hayan contribuido a descuidos operativos que conducen a accidentes. Las iniciativas de DEI no comprometen la seguridad y, en cambio, revelan el problema de que la falta de perspectivas diversas dificulta la resolución de problemas comprensivos y la innovación en cualquier situación o industria, incluida la aviación.
Desde que las iniciativas de DEI se hicieron comunes para las aerolíneas estadounidenses alrededor de 2021, el número de accidentes de aviación y fatalidades debidos a estos accidentes ha disminuido. Según NSTB, el periodo desde 2022 a 2024 vio una disminución en los accidentes totales por más o menos 200 comparado a 2016 a 2018. Aunque este decrecimiento no sea directamente correlacionado a DEI, queda claro que no ha habido un aumento.
Como estudiantes de Central, posiblemente la escuela secundaria más diverso de Nebraska, vemos todos los días como la diversidad conduce a una colaboración, innovación, y comprensiones más sólidas. Es frustrante ver a los lideres nacionales tratar de chivo expiatorio a esfuerzos de inclusión cuando los datos y la experiencia práctica demuestra lo opuesto: que la representación importa. Si los jóvenes de orígenes y entornos varios no son incluidos en espacios como la aviación, el país perderá la oportunidad de traer perspectivas nuevas que pueden fortalecer a seguridad, la resolución de problemas, y la responsabilidad.
La verdadera razón por la que estos accidentes de aviación se están haciendo más notables bajo la segunda administración de Trump no es por DEI, pero por su propio registro.
Desde que tomo oficina en enero, la administración de Trump ha iniciado despedidos en masa dirigidos hacia cientos de empleados de FAA, incluso esos responsables por mantener radar crítico, sistemas de aterrizar, y ayudas de la navegación. Estos cortes eran parte de un directivo más amplia por el Departamento de Eficiencia Gubernamental, o DOGE, para reducir gastos gubernamentales.
Algunos de estos despidos ocurrieron solo semanas después de la colisión trágico sobre el Potomac, lo que plantea serias preocupaciones sobre el compromiso de la administración a la seguridad aérea. Los expertos han criticado estos cortes, acentuando que el personal de apoyo es vital para asegurar que el viaje aéreo se mantenga segura y que su eliminación puede poner en peligro la seguridad de los pasajeros. Estos cortes se han visto actualmente, con un vuelo de Delta llegando a Toronto de Minneapolis el 27 de febrero volcándose al revés. Agradecidamente, nadie se murió, pero varias personas sufrieron pequeñas heridas.
Mas allá de los cortes de empleados, el presidente Trump ha abogado consecuentemente por la privatización del sistema nacional de control de tráfico aéreo. En 2017, el propuso la transferencia de operaciones de ATC de la FAA a una corporación no lucrativa, sosteniendo que esto ayudaría mejorar la eficiencia. Los críticos manteniéndonoslo que este cambio podría priorizar los cortes de precio por encima de la seguridad y conducir a una supervisión reducida. Esta propuesta se murió al llegar a la Casa de Representativos en 2018. El empujo a la privatización, aunque no se logró, junto a los recortes presupuestarios y despedidos, ha afectado los recursos de la FAA, potencialmente comprometiendo su agilidad para efectivamente supervisar y gestionar el aeroespacial complejo de la nación.
Trump puede quedarse con brazos cruzados y seguir creyendo que estos accidentes son la culpa del DEI, pero cuando los estudios vuelvan en el futuro que continúan de demostrar los efectos positivos de la diversidad y vinculen los recortes presupuestarios de Trump y la eliminación de estos programas cruciales a los accidentes de aviación (especialmente los mortales), tendrá sangre en sus manos.